EL
INCENDIO DEL REICHSTAG
Este espectáculo
surge de la indignación y la impotencia. Cuando después de ese 11-S nos quedamos perplejos frente a los aparatos de televisión
(el derrumbe, el terror y luego el inmediato e insensato “contraataque”) juzgamos –junto a millones- discutible,
absurda, criminal y arbitraria a la llamada Guerra Preventiva. Nuestra impotencia (no podemos hacer nada) aumentó la
indignación al ver a tantos creerse el juego insostenible. Nuestra trinchera es la boca negra del escenario y desde ésta quisimos
poner nuestro grito, con nuestras palabras. Brecht nos dijo mucho (y nos sigue diciendo: “La Verdad puede ser dicha,
pero hay que tener valor para decir la Verdad”) así que enarbolamos de nuevo el Verfrendungseffekt y las
rutinas clownescas de Karl Valentin para estructurar este trabajo: a través del gag, el chiste y la gracejada poder
decir las cosas más serias y terribles.
LA OBRA
En un ambiente de music hall, La Compañía Funambulística de las Meretrices Ambulantes presentan en el estilo del cabaret
alemán de mediados de los años treinta la célebre historia del incendio del Reichstag, la acusación que cae sobre comunistas,
judíos, putas, homosexuales y desarrapados… cuando los verdaderos autores del atentado fueron los miembros del Partido
Nacionalsocialista.
Canciones de amor a la patria, coreografías que recuerdan figuras icónicas del Kabarett alemán desde Marlene
Dietrich (la inmortal Lola Lola de El Ángel Azul, de Joseph Von Sternberg, hasta el reciente rescate del género
por parte de Ute Lemper, pasando desde luego por la controvertida Sally Bowles de Cabaret de Bob Fosse). Esta
base estética está firmemente anclada en el teatro político (y desde luego musical, muy musical) de la dupla Brecht-Weil.
Aparente escapatoria de la terrible realidad (“Leave your troubles outside”); el Kabarett
“a la manera de Brecht” no hace otra cosa que aterrizarnos en esta; con todo lo que tiene de cruda.
Pretendemos crear una atmósfera de Kabarett, invitar al espectador a sentirse como cualquier berlinés de 1934 para,
a través de la distancia brechtiana, (“hacer que lo cercano parezca distante y que lo distante parezca cercano”)
elaborar nuestra propia discusión escénica. Nosotros creemos firmemente que si ELLOS no fueron, al menos y evidente y cierta
e indignantemente, han sido los únicos que han sacado partido de ese fatídico 11-S.
Porque, si Brecht hizo La Resistible Ascensión de Arturo Ui, para, poniendo como alegoría del nazismo a una banda
de gángsters caponianos de Chicago; nosotros en este montaje usamos el Incendio del Reichstag como alegoría del terrible uso
que recientemente algunas personas han hecho de otra conflagración, en este caso doble, recientemente acaecida en New
York: Si los nazis le echaron la culpa a judíos y comunistas del incendio; ya saben quién le echó la culpa a los pobres afganos
e iraquíes.

|